Tuesday, August 6, 2013

Me voy a vivir para otro lado


              Ya lo he dicho muchas veces, el ser humano es nómada por naturaleza. Se movía de un lugar a otro buscando su sustento, el cual dependía de la pesca y la caza. Con el pasar de los siglos, la agricultura cambió ese estilo de vida y la gente pasó de nómada a sedentaria. La mayor parte de la población dependía de la agricultura. La Revolución Industrial iniciada en Inglaterra y luego expandida al resto de Europa y parte de Norte América, volvió a provocar cambios. La que  gente comenzó a moverse a las zonas industriales buscando trabajos que parecían mejor remunerados o para huir de las hambrunas provocadas por los cambios climatológicos inesperados. Si desea ver los sufrimientos que pasaron los obreros ingleses al inicio de esa Revolución, los invito a ver la serie North and South. La gente abandonaba sus casitas en el campo y se iban a vivir a casuchas ubicadas alrededor de las industrias. La literatura puertorriqueña también tiene en su haber muchas descripciones que nos parten el alma, tales como: Tiempo Muerto de Manuel Méndez Ballester y La Charca de Manuel Zeno Gandía. Desesperados, los pobres de aquella época se mudaban a los Estados Unidos para trabajar en la agricultura o en las fábricas. Poco a poco fueron surgiendo los barrios marginados.
              Desde la década de los setenta comenzó a ocurrir un nuevo cambio dentro de la economía mundial y la sociedad en general. La industrialización dio paso a una economía de servicios. A raíz del surgimiento de la globalización, las industrias manufactureras se movieron a países del tercer mundo en busca de mano de obra barata. Como resultado, muchas personas han quedado desempleadas, lo que las hacen pensar en la posibilidad de moverse a otro lugar del mundo o dentro de un mismo país bajo la consideración de que les podría ir mejor. También nos tropezamos con personas jubiladas, estas sufren las consecuencias de un aumento en los costos de vida que no va a la par con sus pensiones y muchas veces las escuchamos hablar sobre su búsqueda de lugares paradisíacos para pasar los últimos años de su vida. Por último, están los llamados “expatriados”.  Estas personas se mudan a otros países porque sus empleadores los envían por tiempo limitado para colaborar en el desarrollo de un proyecto específico. Por lo regular, a esos expatriados le va muy bien.  Existen aquellos que van de visita a un lugar y se enamoran del mismo, por lo cual toman la decisión de ir en busca de aventuras como si se tratara de una serie de televisión.  Hay que tener mucho cuidado porque no es lo mismo ir de visita a un lugar que nos guste mucho, que vivir en ese lugar.
              Confieso que esa posibilidad de irme a vivir a otro lugar también pasó por mi mente en el pasado, ya que mi difunto esposo era todo un inventor y se cansaba de la rutina. Aún recuerdo la vez que se le metió en la cabeza irse a vivir a Australia. Para ese tiempo, el gobierno de ese país ofrecía buenos trabajos a personas jóvenes profesionales. Me trajo unos boletines informativos muy llamativos. Luego de verlos todos y sopesar los pros y los contras de esa movida, nos bajamos del canguro. Con el tiempo surgieron otras oportunidades, pero nunca dimos el paso porque ya yo había experimentado lo que significa moverse de país. Créanme, no es tan maravilloso como se piensa. En ocasiones me pregunto que habría sido de nuestras vidas de haber aceptado una de las ofertas que recibimos.
              En fin, en estos días me sentí movida a escribir sobre el particular, lo que coincidió con la noticia de que la ciudad de Detroit se fue a la quiebra. Se ha convertido en una ciudad fantasma. Me da una terrible pena por la gran cantidad de personas que movieron su lugar de vivienda, dejando atrás hermosos recuerdos y familiares. También me apena otros que tuvieron que salir apresuradamente y sin una brújula que los dirija hacia un mejor futuro. Se hace realidad lo dicho por el profeta Oseas de que los pueblos perecen porque les falta conocimiento. Oseas no se refiere a la práctica de una religión, sino a la realidad de que aún los líderes del mundo desconocen o no quieren hacerle caso a las leyes de Dios, las cuales rigen el universo entero y a la humanidad que en ella habita. Es lamentable decirlo, pero los gobernantes de este tiempo son poco diestros en evitar las crisis sociales y económicas. Muchos menos los son en el manejo de las mismas cuando acontecen. La quiebra de la ciudad de Detroit se veía venir, pero los gobernantes miraron para otro lado pensando que el problema se resolvería por sí sólo. Me pregunto cuántas personas se fueron a vivir a Detroit en aquellos tiempos en que era la meca de la industria automotriz. Todos buscaban progreso, pero todo resultó en un cuento de hadas.  
              Solía recalcarles a mis estudiantes que no hay peor decisión que la que no se hace. Si usted está mal donde vive y no ve ninguna salida a su situación, es tiempo de pensar en un cambio. Si la empresa para la cual trabaja le ofrece una oportunidad en el exterior, no dude a aceptar si no tiene otra alternativa. Sin embargo, si existe otra alternativa, es mejor tomar en consideración ciertos elementos antes de aceptar esa oferta. Esto se hace más necesario cuando usted tiene una familia que mantener. La composición familiar y las edades de sus integrantes juegan un papel importante en el proceso de adaptación. Si no tiene oferta de trabajo, no se arriesgue a moverse de lugar para buscar trabajo. En esos casos, las personas comienzan a gastar dinero antes de tener una fuente de producción. Mucho menos venda su casa o cualquiera otra propiedad inmueble para sufragar sus gastos en lo que consigue trabajo. Recuerde que la crisis económica que vivimos es de carácter mundial.
              ¿Qué cosas deben ser tomadas en consideración si uno desea irse a vivir al exterior?
·       Requerimientos legales. Cada país tiene sus propias leyes de inmigración. Es importante conocer los requisitos para obtener una visa, sea turística, por tiempo limitado o permanente. Debe visitar el consulado del país que ha seleccionado. En uno de mis artículos de este blog les hablé sobre el problema de la migración.
·       Aspectos económicos. Es importante comparar el costo de vida de su lugar de residencia con el costo de vida del lugar donde va a emigrar. Puede visitar el portal www.iberglobal.com para obtener información. Ellos citan un estudio que se realizó para corporaciones que enviaban empleados a trabajar en otros lugares del mundo. Se tomó la ciudad de New York como referencia. Este estudio arrojó que las ciudades más caras del mundo lo son Tokio (Japón), Luanda (Angola) y Osaka (Japón). En América Latina lo son Sao Paulo y Río de Janeiro (ambas en Brasil). Otras ciudades que tienen un costos de vida mayor que New York lo son: Moscú (Rusia), Ginebra y Zurich (en Suiza), Ciudad de Singapor, Yamena (Chad) y Hong Kong (China). Casi todas las ciudades europeas tienen un costo de vida menor que la ciudad de New York.
             
          ¿Qué cosas aumentan el costo de vida en una ciudad? Esto puede deberse a uno a varios de los siguientes factores: La valoración de una moneda con relación al US Dólar; la baja productividad en productos de primera necesidad, lo que hace necesario un aumento en las importaciones; la falta de una buena infraestructura; la falta de buenos medios de comunicación en masa; el costo del combustible; la falta de viviendas; costos elevados de los seguros de salud; costo elevado  de los alimentos; desbalance en los ingresos de la población (pocos ricos y muchos pobres). Por ejemplo, en Moscú existe un problema de vivienda, lo que causa que las personas vivan lejos de sus lugares de trabajo. En adición, existe una gran demanda de combustible, lo que encarece la gasolina. En Suiza, las viviendas tienen un costo muy alto, las personas tienen que pagar elevados seguros de salud que son compulsorios y el costo de los alimentos supera el 45% del precio promedio de la Unión Europea. En una ciudad como Luanda, casi todos los productos tienen que ser importados, como tampoco tiene una buena infraestructura y buenos medios de comunicación en masa. Yo visité a China en el año 1997, en el preciso momento cuando la colonia de Hong Kong le era cedida por el Reino Unido a China. Mi visita fue una de carácter educativo, por lo que pude visitar varias ciudades de China y hasta conversar, entre otros, con líderes del gobierno de esa República y de la ya extinta colina de Hong Kong. La primera noche que estuve en Hong Kong me quedé en una habitación de la YMCA (lo más barato que se consiguió). Cada habitación acomodaba 6 personas y no tenía baño privado. El precio de la habitación era de $400 la noche. El hotel del frente  costaba $1,200 por noche. Por supuesto, acomodaba a dos personas y tenía baño privado, pero las habitaciones no eran nada atractivas. Hong Kong posee excelentes medios de comunicación en masa y la mayor parte de la población son ejecutivos de corporaciones financieras globales que tiene un alto nivel de vida.

        Otros elementos económicos que se tiene que considerar son: el cambio monetario, el sistema bancario que utilizan, el costo de vivienda (sea alquilado o comprado), ingresos comparativos y costo de la mudanza. Los ingresos comparativos son de suma importancia para los puertorriqueños que deciden mudarse a los Estados Unidos en busca de trabajo. Los estados de la Unión Americana se dividen en tres categorías: lo que pagan menos del salario federal de $7.25 por hora; los que pagan más de ese salario mínimo y los que no tienen salario mínimo establecido. Sin embargo, y como ya expliqué, usted no puede llevarse únicamente por el salario que se le ofrece (que puede ser superior a su salario actual en Puerto Rico). Tiene que considerar el costo de vida. Ese costo de vida es la suma de los gastos mínimos mensuales que una familia necesita para vivir “apropiadamente”, lo que incluye gastos de vivienda, transportación, utilidades, alimentos, educación de los hijos, seguro médico, otros seguros, diversiones, ropa y zapatos, etcétera. Además, debe asegurarse conocer lo relativo a las leyes laborales y los requisitos para recibir beneficios en caso de desempleo o retiro.                                                                                                                                                                                                     
  • Aspectos culturales. Conocer el idioma del país dónde uno piensa ir a vivir es importante si uno no va a contar con un intérprete. La mayoría de los altos ejecutivos que son trasladados por tiempo limitado a otros países pueden contar con ese servicio. Otros aspectos tienen que ver con la religión que uno práctica y el funcionamiento del sistema educativo (si uno tiene niños de edad escolar). Finalmente, indague sobre los estilos de vida que suelen ser diferentes.
  • Estabilidad política. Hay países que son políticamente muy estables, pero otros que están sujetos a los vaivenes de los líderes. Ante de uno decidir mudarse a otro país, uno debe elaborar un plan de contingencia en caso de la ocurrencia de cualquier evento de carácter político.
  • Condiciones climatológicas. No es lo mismo vivir en un lugar tropical donde el clima se mantiene más o menos estable todo el año que en un lugar donde las estaciones son marcadas o dónde el frío y/o el calor son intensos. Hay zonas donde el día dura seis meses y la noche otros seis meses. Los cambios climatológicos requieren vestimentas adecuadas, lo que incrementa los costos de vida. 
             Finalmente, una de las cosas que uno tiene que sopesar cuando abandona su lugar de origen para irse a vivir a otro lado para siempre tiene que ver con la pérdida de las relaciones familiares y de amistades. Personas a quienes le es difícil hacer amigos tardan más en adaptarse. Recuerde, al principio, todo es novedad, pero muy pronto pasa el tiempo y la nostalgia toma su lugar. Para los que tienen establecido un tiempo de regreso no es tan crítico, pero sí para aquellos que no saben si alguna vez podrán regresar a su lugar de origen.

              Deseo el mayor de los éxitos a aquellos que ya tomaron su decisión de irse para otro lugar. 

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