Sunday, July 7, 2013

LA NUEVA CARA DEL TRABAJO



Hace unas semanas atrás bajé de internet una serie de televisión que me gustó en gran manera. La serie se titula Bad Men y se desarrolla en Nueva York, Estados Unidos durante la década de los años cincuenta.  La serie trata sobre la vida familiar y de trabajo de un grupo de ejecutivos de una empresa dedicada a la publicidad. Por desgracia la misma serie fue descontinuada, pero lo que vi me permitió descubrir dónde comenzó el desbarajuste de la filosofía del trabajo heredada de los fundadores de la nación estadounidense y que ha dado margen a la crisis económica y social de nuestros días. Específicamente quiero analizar los cambios que están ocurriendo en el mercado de trabajo en y fuera de los Estados Unidos. Comienzo diciendo que en la serie aparecen personajes pertenecientes a tres generaciones:  GI (Great Generation 1901-1925); SG (Silent Generation 1925-1942) y los “Baby Boomers” (1943-1960).  ¿Qué valores ostentan, como grupo,  los miembros de cada una de esas generaciones?
                En términos generales, los miembros de la generación GI eran personas fieles, trabajadores incansables, enfocados al patriotismo, respetuosos a la autoridad establecida y poseedores de un gran sentido de obligación comunitaria. Esas personas criaron a sus hijos al estilo militar. Les enseñaron que la reputación de una familia era importante y que su éxito en la vida dependía de ello. Se valoraba el estatus social y moral, lo que daba lugar a mantener un buen estatus económico. Todo eso lo basaban en las enseñanzas bíblicas.  Si alguien quería triunfar en la vida, tenía que cuidar esa reputación. Sin embargo, a raíz de la Gran Depresión de los años 30, una buena parte de esas familias perdieron sus pertenencias y algunas cayeron en la pobreza extrema. Lo que les quedó a algunas de ellas fue el abolengo. Eso provocó un alto grado de incertidumbre en los hijos de los GI, lo que los llevó a cuestionar los valores que inculcados por sus padres. Uno de esos valores estuvo relacionado con el trabajo. ¿Valía la pena ser un trabajador incansable y serle fiel a un patrono? El desempleo en Estados Unidos se elevó a cifras nunca antes vistas. Gracias  al programa New Deal establecido por el Presidente Franklyn D. Roosevelt (1933-45) se generaron muchos empleos en Estados Unidos, lo que a su vez propició un aumento en las riquezas de la nación. Sin embargo, los valores de la generación GI no fueron restablecidos. Dentro de las organizaciones se comenzaron a suscitar las luchas de poder y los deseos de logro y reconocimiento. Todo eso dio margen a la entrada de la competencia desmedida. Vemos como comienzan a surgir los vicios del cigarrillo y el alcohol (casi todo el mundo bebía y fumaba, cosas consideradas como símbolo de estatus). El sexo entre los miembros del personal de una empresa era admitido solapadamente. Se crearon las cuentas corporativas y muchos clubes de ejecutivos. En fin, surgieron unos valores diferentes que fueron traspasados y luego acrecentados por los miembros de la generación conocida como los “Baby Boomers”.
                No quiero bajo ninguna circunstancia minimizar las aportaciones de la generación de los Baby Boomers. Por el contrario, el increíble desarrollo económico de Estados Unidos se debe mayormente a su esfuerzo. Hoy día se considera la generación poseedora del mayor cúmulo de riqueza en Estados Unidos y quizás en otras partes del mundo. Además, es una generación de personas académicamente muy preparadas. Esa generación ha vivido muchas crisis tales como: el asesinato del Presidente John F. Kennedy, la Guerra de Vietnam, la crisis energética, la lucha por los derechos humanos y la llamada “Guerra Fría”. Esas experiencias secularizaron su filosofía de vida y la movieron a luchar para erradicar muchos de los valores de las generaciones pasadas. El problema central de esa generación fue que puso su mayor atención en el trabajo y la obtención de dinero como medio de alcanzar el poder corporativo, descuidando la vida familiar.  Le daban muchas cosas a sus hijos, pero le prestaban muy poca atención. Esto, añadido a su sentido de moral relativa, llevó a algunos de sus hijos a exhibir conductas sociales inapropiadas y al uso de drogas y alcohol. La disfuncionalidad dentro del seno familiar fue la orden del día.  En cuanto al trabajo, la lealtad estaba subordinada al sueldo y los beneficios marginales que les ofrecían las grandes corporaciones. Las corporaciones se enfocaban en la creación de necesidades y el gigantismo. Para los altos puestos ejecutivos contrataban personas que pudieran crearles un nicho a las mismas, porque eso le rendía grandes beneficios económicos. Los sueldos y beneficios marginales que les pagaban a sus altos ejecutivos eran astronómicos. La oferta de trabajo altamente profesional era mayor que la demanda, lo que comenzó a promover la  movilidad dentro del mercado de trabajo. La competencia para subir por la escalera del éxito fue brutal.
                Dos cosas vinieron a frenar ese despilfarro económico: la crisis energética (década de los setenta) y la globalización impulsada por el Presidente Clinton (década de los ochenta). Hoy día, un buen número de personas pertenecientes a la  tardía generación de los Baby Boomers están desempleadas a pesar de que aún no han llegado a la edad de jubilación. Esas personas no se prepararon adecuadamente para asumir los precipitados cambios dentro del ambiente de trabajo ni se pusieron a la par con la edad posmoderna. Aunque son profesionales y rindieron una buena labor, no son diestros en la tecnología, la cual cambia prácticamente todos los días.
                El panorama mundial ha cambiado radicalmente. China se ha convertido en la segunda potencia económica del mundo y América Latina está surgiendo dentro de los mercados mundiales y ya puede negociar favorablemente con Estados Unidos, China y otros países europeos. Esto provoca que el ambiente de trabajo no sea estático como en el pasado. Muchas de las corporaciones han abandonado el ideal del gigantismo y otras se han decidido por la venta o consolidación a causa de la disminución en los márgenes de sus ganancias.  Eso reduce los ofrecimientos de empleo para la clase profesional y para muchos empleos no especializados. Europa es la zona con mayor índice de desempleo en la mundo, sobre todo Grecia, España, Portugal e Italia. El índice de desempleo es mayor entre los jóvenes (18 a 24 años de edad) y los adultos (55 a los 65). Los accionistas y sus altos ejecutivos están ahora convencidos que las empresas pueden volverse mucho más eficientes y competitivas si contratan empleados externos a contrato. Enumeramos algunos de los beneficios de esta práctica para las empresas:
·         Ahorran espacio físico en sus oficinas. Eso representa una reducción en las utilidades (bienes raíces, energía, comunicaciones, etc.)
·         Se ahorran los beneficios marginales como pago de vacaciones, bonos, plan médico y gastos de representación, entre otros.
·         No tienen que pagar impuestos sobre la nómina.
·         Están menos expuestos a demandas laborales.
·         No están obligados a renovar contratos.
·         Tienen mayor acceso a personas tecnológicamente cualificadas y altamente creativas.
                Las empresas peque­ñas que tienen espacio físico limitado y que no poseen suficientes recursos económicos para contratar empleados eficientes, pueden también beneficiarse de los recursos externos mediante contratación a tiempo parcial. Una de esas áreas es el mercadeo. Es una tarea cuesta arriba para cualquier productor el elaborar un producto, mercadearlo, distribuirlo, llevar los récords que le ayuden a mantener el control de sus empresas y cumplir con las exigencias gubernamentales. Eso se puede hacer en escala muy pequeña, pero si se desea crecer, hay que invertir aunque sea una mínima cantidad de dinero. No crecer significa la muerte. Una forma de hacer crecer su empresa, y de lo cual escribí una artículo, es el “networking” o en español “redes de mercadeo o relaciones públicas”. Como dije en esa ocasión, esto en nada tiene que ver con negocios piramidales, sino con la acción de aunar esfuerzos para maximizar recursos. Los que participan no compiten entre sí ni se benefician del trabajo de otro. Es asunto de RELACIONES.
                Desde la perspectiva de los individuos, las ventajas que ofrecen los nuevos empleos por contratación son los siguientes:
·         Flexibilidad de tiempo. La persona no tiene que llegar y salir a una hora fija.
·         Reducción en gastos no asociados al trabajo (vestimenta, gasolina y auto, comidas).
·         Se puede trabajar a tiempo parcial, tener varios patronos y/o combinar diferentes actividades.
·         Le produce mayor satisfacción, ya que tiene la posibilidad de utilizar mejor sus conocimientos.
                    Ahora bien, cualquier persona que quiera trabajar por su cuenta tiene que poseer un conocimiento tecnológico adecuado. En la época actual las oficinas son portátiles, por lo que cualquier persona que quiera trabajar por cuenta propia tiene que saber manejar con bastante perfección los programas de computadora más utilizados en el mercado (Office y Google son requeridos). Sin embargo, debe habilitar una oficina en su hogar (le llaman oficinas domésticas) que tenga por lo menos una computadora, acceso a internet, teléfono, una fotocopiadora y un fax. Las computadoras vinieron para quedarse y no muerden a nadie. El aprendizaje no es una ciencia de cohetes. Ahora vienen unas computadoras y unos teléfonos celulares inteligentes que le facilita mantener su negocio operando fuera de su oficina y trabajar en los lugares más remotos del mundo. Es magnífico porque usted puede combinar apropiadamente su trabajo, sus relaciones familiares y sus vacaciones. Es también conveniente porque el trabajo se hace menos rutinario y usted tiene la opción de renegociar su contrato o prescindir del mismo si no le rinde beneficios.
                A todo lo anterior, debo explicar que el trabajo por cuenta propia no es para todo el mundo. Se necesitan la siguientes cualidades:
·         Mantener una actitud positiva hacia la gente y su trabajo. Trabajar por cuenta propia no implica ausencia de responsabilidades. Si bien no se tiene un jefe que le marque su horario, tiene unos clientes que en ocasiones se tornan muy exigentes.
·         Su trabajo debe hacerlo con excelencia, lo que le garantiza el crecimiento y le abre nuevas avenidas.
·         Necesita ser una persona organizada. Aunque existe la flexibilidad en cuanto al tiempo, no hay mucho lugar para la procrastinación. 
·         Poseer un buen sentido de coordinación, especialmente cuando atiene más de un cliente.
·         Aprender el arte de la buena planificación financiera. Recuerde que la persona que trabaja por cuenta propia debe llevar sus récords de contabilidad, pagar sus impuestos, mantener un fondo de emergencia para cubrir gastos e inversiones imprevistas, un fondo de ahorros para costear sus vacaciones, mantener sus seguros al día, siendo el más importante el seguro médico.
·         Mantenerse al día en cuanto a los cambios que van ocurriendo dentro de su ambiente profesional y tecnológico. La educación continuada es una necesidad, no una opción.
                Como bien indica la página de Web, Nuevas Tendencias, los  profesionales de este nuevo siglo no pueden esperar puestos permanentes a la usanza de las décadas pasadas (1950-1980). Las corporaciones cada día ofrecen menos empleos permanentes y estos ya no son tan bien remunerados como en el pasado.  Los que tienen esos puestos lo mantienen con todas sus fuerzas, pero viven siempre con el miedo a la obsolescencia. Aún los obreros no diestros tienen que pensar en educarse en trabajos técnicos. La tecnología está sustituyendo a muchos obreros no diestros.      
                Es en este tiempo, dado el incremento en el desempleo, los gobiernos han comenzado a brindarles interés a las pequeñas empresas. No obstante, son muy tímidos a la hora de prestarles los servicios. Todavía mantienen la idea del gigantismo que resulta tan nociva y que hasta cierto punto, es una idea extraña al capitalismo en su forma tradicional. Leía recientemente una encuesta realizada en Estados Unidos que indicaba que el 1% de los multimillonarios poseen el 50% de los recursos de bienes raíces en ese país. Creo que el llamado “sueño americano” se ha convertido para muchos en la “pesadilla americana”.  Entiendo que el futuro del mundo está en volver a lo básico sin menoscabar las aportaciones que hacen las grandes corporaciones.            
               
Para finalizar, debo mencionar la decadencia que existe en nuestro sistema educativo. Las universidades siguen ofreciendo los mismos currículos profesionales y no incorporan programas que estén a la par con las exigencias del momento. Esto ocasiona que los graduados muchas veces no consiguen plazas de trabajo en su campo de estudio.  Cada día aumentan los costos de la educación y nuestros estudiantes muchas veces salen poco preparados para hacerle frente al mundo del trabajo. Este tema tiene mucha tela para cortar, por lo cual lo tomaré en otra ocasión.            
                Como educadora que soy, me preocupan las nuevas generaciones cuyos miembros no tienen el privilegio de heredar un capital de sus padres, dados que muchos de ellos viven al margen de la pobreza. Es hora de despertar del sueño y moverse con la rueda del cambio. Dios no está ajeno a lo que pasa en el mundo, sino atento a sus necesidades. El trabajo no es un castigo de Dios, sino una tarea que nos ennoblece.

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