Thursday, November 10, 2011

LA MEJOR CAMPAÑA POLÍTICA DE TODOS LOS TIEMPOS (Final)


El grupo de seguidores de Jesús prácticamente se desbandó luego de su muerte. Sólo por las gestiones de un hombre llamado José de Arimatea fue que el cuerpo de Jesús fue puesto en un sepulcro. Este hecho fue observado por un grupo de mujeres, quienes fueron las primeras en dar testimonio de la resurrección de Jesús. Por supuesto, los hombres no les creyeron. Además, la resurrección de Jesús fue y sigue siendo un hecho difícil de creer para muchas personas.  Los creyentes no deberíamos censurar a los que no creen en ella. Este es un asunto de fe y siempre me ha parecido una necedad crear discusiones sobre el particular. Lo importante para mi disertación es lo que sucedió luego del evento de la resurrección. Según los relatos bíblicos, Jesucristo comisionó a sus discípulos a propagar su mensaje del reino a todo el mundo. ¿Cómo y con qué recursos ese grupito de personas socialmente insignificante iba a realizar tan grande gesta? Los evangelios de Lucas y Juan nos dan la clave. De forma diferente, pero sin entrar en contradicciones, ambos evangelios narran que esas personas fueron advertidas de no comenzar su misión de propagar el evangelio hasta que no fueran revestidas con el poder del Espíritu Santo. Por tanto, el PODER fue y seguirá siendo la clave para cambiar el curso de la historia. Eso explica el romance que los políticos tienen con ese fenómeno. 

Existe una gran diferencia entre poder y autoridad. El poder es la capacidad que posee una persona para aglutinar y mover a la gente hacía la dirección que desee. La autoridad es un derecho legal que una persona u organismo le concede a otra persona para realizar una tarea determinada. Es decir, la fuente de  autoridad descansa en un cargo específico. El poder no puede delegarse, pero la autoridad sí. Todo buen líder tiene por definición, que tener cierto grado de poder para realizar sus tareas. La ausencia de poder convierte a un dirigente en un mediocre, un sello de goma o una hoja de papel llevada por el viento. El ejemplo de la diferencia entre la autoridad y el poder la encontramos en de la controversia que Jesús tuvo con los fariseos cuando le preguntaron con qué autoridad él hacía las cosas. Los confundió al punto que no pudieron reaccionar (lea en Mateo 21:23-27).  El poder de Jesús venía de Dios, no de hombres. Ese poder es mayor que todos los demás poderes del mundo que son generados por diversas fuentes, tales como: el dinero, la tradición, el conocimiento, los medios de información, el miedo, el odio, la manipulación, la coerción, la fama y el cabildeo o la venta de influencias. Algunas de esas fuentes son realmente diabólicas, pero el poder de Dios es siempre benévolo. En el caso de los dirigentes judíos, ellos tenían autoridad y aún ciertos poderes terrenales que les permitían mantener el dominio del pueblo, pero carecían del poder de Dios. Los líderes inescrupulosos mantenían al pueblo en la ignorancia. Lo manipulaban a su antojo mientras que Roma se mantenía al margen porque le convenía. ¿Quién podía librar al pueblo de su yugo? Solamente Dios. Dios irrumpe en la historia cuando llena de su poder a un grupo de personas, quienes llevan a cabo un acto que beneficia a la humanidad. Por tanto, el avance del evangelio dentro del mundo romano se debió a esa acción de Dios. El poder de Dios hizo posible que la gente se desprendiera del miedo, el conformismo, la comodidad, el egoísmo y comenzaran a forjar un nuevo estilo de vida. Nada ni nadie pudo detener el avance de aquél mensaje de liberación. La persecución fue la semilla del crecimiento de la iglesia. Tres siglos después Roma aceptó el cristianismo, culminando así una era muy difícil para ella. Es lamentable decirlo, pero ese evento marcó el inicio de su decadencia porque la gente tiende a olvidar la historia. Con el paso de los años los líderes sucesores se aferraron a sus puestos y  tradiciones, dando paso a que la iglesia perseguida se convirtiera en perseguidora, pasando a ser en una aliada de los poderes del mundo. Dios tuvo nuevamente que irrumpir en la historia y llenar de poder a un nuevo grupo de cristianos encabezados por miembros del clero de la Iglesia Católica Romana para sacudirla. Las Reforma Protestante y posteriormente la Contra Reforma Católica fueron respuestas de Dios al caos provocado por los amadores del poder. Los efectos de esas reformas y contra reformas se dejaron sentir en las esferas religiosa, política, económica y social de toda Europa y parte de Asia. Un vistazo a vuelo de pájaro de la historia universal nos permite identificar esos momentos de Dios desde la creación del ser humano. 

El Antiguo Testamento comienza a develar la existencia en un solo Dios. Tal como explican los exégetas bíblicos, la intención de Dios siempre ha sido que lo tengamos a Él como dirigente supremo y nos veamos a nosotros como administradores de la creación, no dueños. La teocracia, como sistema de gobierno, duró relativamente poco tiempo ya que los humanos fuimos infectados con el virus llamado poder. Así comenzó el desarrollo de tantos sistemas salvíficos supuestamente para solucionar las crisis que nosotros mismos creamos. De la teocracia, pasamos a la monarquía. La monarquía dio paso al imperialismo. El imperialismo provocó el surgimiento de muchos otros sistemas, tales como: el comunismo, el socialismo, la nazismo, las dictaduras derechistas e izquierdistas, la democracia, el fascismo, el populismo y para contrarrestar a todos ellos, el nihilismo o el rechazo de todos los valores. Ese último movimiento surgió en la Rusia Imperial plagada de vicios y corrupción. Aunque el populismo (movimiento que surgió en los Estados Unidos a finales del siglo diecinueve) no fue propiamente un sistema político, influenció grandemente la política norteamericana. Hoy día vuelve a resurgir bajo el nombre de TEA PARTY. Recomiendo a todos los que votan en Estados Unidos el estar muy pendientes a los nuevos postulados de este TEA PARTY. En lo que a mí respecta, creo en algunos de ellos, pero considero que otros son muy peligrosos.

Vivimos tiempos de profundas crisis y los políticos están muy atentos a los movimientos de la iglesia cristiana. Algunos piensan que la iglesia no debe meterse en asuntos de política. Estoy de acuerdo si se refieren a que no debe apoyar ni atacar a ningún partido político. Pero creo firmemente que la iglesia está llamada a levantar su voz para denunciar todo lo que afecta la calidad de vida de los pueblos y  para elaborar planes para resolver las crisis. Dios sigue comprometido con llenar de su poder a todos aquellos creyentes que deseen erradicar del mundo las injusticias. Esa debe ser la oración ferviente de todo creyente en Cristo.  Estoy segura de que Dios volverá a irrumpir en la historia del mundo, tal como lo hizo en el pasado, pero necesita de personas que se comprometan con esa lucha.  ¡Basta ya de indiferencia! Dale un voto a Dios y participa en la campaña política más extraordinaria del mundo que en nada riñe con participar con las campañas eleccionarias de un país.

1 comment:

Sonia said...

Hola!... no habia podido entrar pero quiero decir que me gusta lo que escribe, le aplaudo los diferentes temas.