Tuesday, November 4, 2014

EL PUEBLO EN LLAMAS

Llevo semanas leyendo y estudiando detenidamente el libro del profeta Jeremías, tarea que disfruto grandemente.  Como ha pasado con otros asuntos en mi vida, no creo que sea pura casualidad que se haya apoderado de mí esta inquietud. ¿Quién fue ese hombre y qué fue lo que dijo que me ha llevado a reflexionar profundamente sobre nuestro acontecer histórico? No es mucha la información que encontré sobre Jeremías. El Comentario Bíblico San Jerónimo nos indica que vivió muchos siglos antes de Cristo y que experimentó una de las más violentas crisis que sufrió el pueblo de Israel. Esa crisis alcanzó a todo el Próximo Oriente, por lo que podemos decir que tuvieron un matiz internacional (según los parámetros de aquel momento histórico).  ¿Cuál era el cuadro socio-político-económico de esa época?  Veamos:

·      El reino de Judá era gobernado por reyes ineptos y corruptos incapaces de leer los signos de los tiempos. Carecían de visión y, por ende, no identificaban correctamente su misión.
·       El pueblo sufría todas las injusticias y carencias materiales imaginables.
·      El ambiente religioso estaba saturado de falsos profetas. Algunos actuaban por ignorancia y otros por miedo. El poder de los gobernantes corruptos era rampante y el riesgo de ser victimizados era real.  Por tanto, la jerarquía religiosa optaba o por quedarse callada o por aliarse a los gobernantes corruptos. Como consecuencia, la práctica religiosa se limitaba a la liturgia externa, sin ningún sentido de profundidad.
·       El templo, supuestamente el lugar de adoración a Dios, se había convertido en un atractivo para el pueblo (era su orgullo) y centro de manipulación en manos de los gobernantes.
·       El país estaba asediado por varios imperios de turno, siendo Babilonia el más poderoso. Además, estaba rodeado de otras hordas que procuraban ocupar territorios para explotar económicamente a los habitantes de Judá.
·       Judá era vasallo de Siria, una nación que ya carecía de brillo. Algunos buscaban mantener esa alianza como una manera de mantener el statu quo. Otros, de manera increíble, buscaban alianza con Egipto.

En medio de ese patético cuadro de un pueblo en llamas, Dios levantó a Jeremías, así como otros profetas de su talla para advertirles a los líderes del país, a todos sus habitantes y todas las demás naciones que andaban por mal camino y debían cambiar de rumbo. Me atrevo a decir que el mensaje de los llamados profetas clásicos se convirtió en uno de carácter universal que todavía tiene vigencia. El ministerio de Jeremías se extendió por unos cuarenta años. Hoy por hoy es considerado el profeta más sensible al amor de Dios.  
Jeremías fue el mayor defensor del  movimiento yahvista. El yahvismo corresponde a una tradición escrita, cuyo proceso de redacción  tomó lugar durante el desarrollo de la monarquía davídica (entre los siglos X y IX a.C.). A esa tradición se le incorporaron unas reformas que surgieron de otra literatura que ha sido llamada por los exégetas como deuteronimista. Veamos a vuelo de pájaro las características más sobresalientes de la tradición yahvista:

  • A raíz de la nueva revelación divina, el grupo de teólogos yahvistas le asignaron un nuevo nombre  a la persona de Dios compuesto por palabras consonantes porque lo consideraron tan sagrado que no debía de pronunciarse. Con el correr del tiempo, se le asignaron unas vocales surgiendo el nombre de Yahveh.
  • A la persona de Dios se le quitó el ropaje mitológico que le fue asignado por los anteriores teólogos denominados con el nombre de elohistas. Se percataron de que Dios es poderoso y que ningún otro ser espiritual posee poder para cambiar sus designios.
  • ·A tono con esa nueva revelación yahvista, Dios se muestra accesible a la humanidad.
  • ·Exime a Dios de culpa por el mal. En cambio, descubre que los humanos son seres que aunque fueron creados a imagen de Dios, cayeron víctimas de sus deseos impuros y engañosas emociones. Por esa causa necesitan redención. La palabra se convirtió en un arma creativa en manos de Dios (Dios todo lo creó mediante la palabra y Su palabra es inquebrantable).
  • Se comenzó a ver a Dios como alguien interesado en la salvación de todo el mundo (Dios no hace acepción de personas). A partir de ese momento, el pueblo de Israel se entendió a sí mismo como pueblo escogido por Dios para dar a conocer esta gran revelación, Los patriarcas y Moisés formaron parte de ese proyecto salvífico inicial.
  • Esta tradición captó algo sumamente importante y que tiene vigencia para todos los cristianos. Esto es, Dios está siempre presente y operante en la historia. Por tanto, el Señor de la historia interviene en todos los asuntos que atañen la vida humana.

La tradición yahvista, como mencioné al principio, incorporó reformas de la tradición deuteronimista luego de la caída del reino de norte (Israel). Los hombres ilustres que sobrevivieron esa tragedia se dieron a la tarea de reformular el pacto que Israel había hecho con Dios. El pueblo de Judá quedó para dar testimonio de la existencia de un solo Dios dentro de un ambiente saturado de religiones que adoraban diversos dioses. Supuestamente, ese pueblo debió tener a Dios por cabeza. El rey de Judá debía tomar todas las decisiones partiendo de la voluntad de Dios. Para asegurar lo anterior, el rey de turno debía consultarles a los profetas designados para esos propósitos. Podríamos decir que los profetas ocupaban puestos de confianza que formaban parte del gabinete de la corte. Las consultas no se limitaban a asuntos religiosos, sino a la totalidad de la actividad de la vida del pueblo, lo que incluía cuestiones de política sobre la seguridad nacional. Como en realidad el rey tenía poderes absolutos, ¡ay de aquellos que se opusieran a sus deseos! Por eso existían tantos falsos profetas. Era altamente peligroso ser un verdadero profeta de Dios. Lea el libro de Jeremías sin utilizar gríngolas religiosas preconcebidas y verá la razón por la cual ese profeta fue perseguido, maltratado y encarcelado. Su comida diaria lo fue el sufrimiento de ver a un pueblo que al parecer le gustaba ser engañado. Su misión fue dura y como ser humano, muchas veces llegó a renegar de su llamado. Lo único que lo mantuvo en pie de lucha fue su vocación profética. Por desgracia, sus esfuerzos para evitar la destrucción de Jerusalén y las deportaciones de los habitantes a otros lugares, especialmente a Babilonia, fueron inútiles. Jeremías también sufrió esa tragedia. Sin embargo, aunque sus mensajes proféticos eran duros, también estaban saturados de esperanza.

El profetismo clásico perdió su vigor tan pronto ocurrió la destrucción de la nación judía. En el exilio nació una nueva escuela teológica conocida como sacerdotal, la cual tuvo la misión de juntar las piedras y reconstruir a un pueblo que, como bien explica el profeta Ezequiel, se había convertido en un valle de huesos secos. ¿Tiene el mensaje de Jeremías vigencia para nosotros en este tiempo? Juzgue usted mismo. No tiene que poseer un doctorado en teología para encontrarla.
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  • Puerto Rico está gobernado por gente inepta, no porque no posean estudios universitarios y/o inteligencia, sino porque carecen de visión y voluntad para doblegar sus intereses personales al bienestar del pueblo. Lo que permea en nuestro gobierno es la politiquería barata.
  • El pueblo de Puerto Rico viene experimentando una recesión económica desde el año 2006, pero las causas que ha dado lugar a este hecho vienen desde mucho tiempo antes. Cada día nuestro pueblo se vuelve más y más pobre. Sin embargo, el gobierno sigue formulando leyes para aumentar las contribuciones y para apretar a los pequeños y medianos comerciantes que luchan desesperadamente por mantenerse a flote. No obstante, el consumismo, impulsado por los grandes intereses económicos, sigue siendo la orden del día. Puerto Rico sigue siendo una colonia que ahora no tiene atractivo alguno. Todo el mundo lo entiende, pero el miedo a lo desconocido que le inculcan los poderosos y el odio que profesan sus detractores mantiene al pueblo paralizado, no permitiéndole que tome una decisión (sea cual sea) para resolver sus asuntos.   
  • Puerto Rico es el país, me atrevo a asegurar, que por pies cuadrados tiene más iglesias que en muchas otras partes del mundo. Todos sabemos que los puertorriqueños son muy religiosos. Sin embargo, desde finales del pasado siglo XX esa explosión religiosa no ha logrado detener la corrupción, la pobreza, las injusticias, el discrimen en todas sus dimensiones, la criminalidad, la ignorancia y muchos otros males. ¿No dice la Biblia que cuando aumenta el pecado aumenta la gracia? ¿Por qué entonces y específicamente la iglesia cristiana (católica, protestante y evangélica) está perdiendo miembros? ¿Por qué la gente no siente interés en escuchar los mensajes que sus profetas ofrecen? ¡Por favor, no pongan por excusa que Satanás es quien hace esa obra! Eso equivale a limitar el poder de Dios. Pregunta ingenua, ¿no será que estamos predicando mensajes encaminados a motivar el pueblo a adorar dioses en lugares altos?

¡Despertemos, hermanos y hermanas que nuestro pueblo está en llamas! Es tiempo de que la iglesia abandone las dos tendencias que la están arrinconando en el mundo: el intelectualismo sin espiritualismo (pura tradición) y el espiritualismo sin intelectualismo (pura emoción). Es tiempo de demostrar que Dios sigue siendo el Señor de la historia; que Jesucristo es el único y verdadero Redentor; que la Biblia no es un libro de magia ni de interpretación privada, sino un libro sagrado que hay que respetarlo y estudiarlo con profundidad dentro del marco de la realidad que experimenta en el mundo; que la oración dirigida por el Espíritu Santo es poderosa y eficaz; que el ayuno es un acto de humillación que se practica no para manipular a Dios, sino para trascender el materialismo; que la iglesia tiene que hacer visible su obrar en el mundo; que los dones del Espíritu Santo y la gracia de Dios hay que administrarlas bien; que aunque la iglesia invisible (compuesta por el conjunto de cristianos compuesto por aquellos que ya descansan en el Señor y los que hemos sido redimidos por la sangra de Cristo) es indestructible, no pasa lo mismo con la iglesia institucional. Esta última puede caer en el descrédito y la arrogancia que la lleva a su quebrantamiento y hasta su destrucción final. La historia da testimonio de lo que digo.

La gran mayoría de los puertorriqueños (incluyendo los cristianos) viven en el individualismo y duermen mientras el país se consume en las llamas de la crisis y los pesares. Como predicaba Jeremías, todavía hay oportunidad de que cambiemos nuestros caminos, nos salgamos fuera de nuestra zona de comodidad y atendamos las situaciones que nos aquejan en forma responsable.  

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