Faltan pocos días para culminar otro año de nuestra
historia. Las preguntas que casi todo el mundo nos hacemos al comenzar cada año
son muy normales: ¿Qué podemos esperar? ¿Seguiremos con vida o moriremos? ¿Se
acabará el mundo? ¿Se desatará la tercera guerra mundial? ¿Saldremos de la
recesión económica o experimentaremos una nueva depresión económica? ¿Será este
año mejor o peor que el anterior? Por esas inquietudes humanas es que se han
popularizado tanto los programas de predicciones. Los psíquicos tienen un
mercado asegurado.
Las preguntas anteriores nos exigen entender lo que
significa una predicción. De forma simple, una predicción es una declaración
que una persona hace previa a la ocurrencia de un evento. Las predicciones
pueden ser científicas o seudo-científicas. En cuanto a las predicciones
científicas, prefiero referirme a ellas como proyecciones. Los científicos
recopilan datos y basados en ellos desarrollan unos indicadores. Tales
indicadores los lleva a formular hipótesis las cuales no toman en cuenta
variables desconocidas. Por lo tanto, su ocurrencia entra en la esfera de las
probabilidades. En cambio, una predicción seudocientífica cae en la esfera de las
revelaciones y las conjeturas.
Yo creo en las revelaciones que tienen fundamento
bíblico-teológico. Por ejemplo, creo firmemente que nuestro planeta está herido
de muerte, tal como lo indica el libro de Apocalipsis. Muchos científicos
opinan lo mismo basándose en las señales de envejecimiento que ya son notables.
Sin embargo, nada ni nadie conoce cuándo ocurrirá su destrucción. Eso es
materia de conjetura. No es de persona sabia prestar atención a las conjeturas
basadas en interpretaciones de sueños o “visiones” extrañas y personalistas. Según
mis creencias cristianas, las revelaciones ya fueron dadas desde la antigüedad,
siendo la más importante la que gira en torno a Jesucristo. No obstante, creo que
Dios nos permite tener premoniciones. Una premonición es un presentimiento o un
presagio de un evento futuro. Lo veo como una voz de alerta que nos ayuda
enfrentar ciertas situaciones. Casi todo
el mundo posee esa capacidad extrasensorial de percibir lo que no podemos ver
por medio de nuestros cinco sentidos, pero eso no ocurre caprichosamente. Por
lo que no es muy sabio dejarse regir por los horóscopos, las lecturas del tarot
y cosas similares. Todo eso cae en la esfera de la adivinación que podría verse
como un intento fallido de entrar en la mente de Dios.
Aclarado lo anterior, me parece buen momento aprovechar
la conclusión de un año para pasar inventario de las bendiciones recibidas en
medio de las dificultades que enfrentamos. Además, es conveniente evaluar
nuestras ejecutorias para determinar si fueron o no efectivas. Reconozco que
para la mayoría de nosotros este año 2014 fue bastante difícil. Pero lo que
pasó, pasó. El tiempo no vuelve atrás. Hubo que hacer de tripas corazones y muchas
personas nos vimos obligadas a hacer limonadas hasta sin azúcar de los muchos
limones agrios que recibimos. ¡Claro que sí!, algunas personas perdieron, otras
ganaron, otras siguen vivas y otras no, pero los que sí, prevalecimos. Aún nos
queda la esperanza. No debemos entrar en pánico ni abrigar falsas expectativas al
escuchar el bombardeo de predicciones para este año. Nadie puede saber con
exactitud los eventos, buenos y malos, que ocurrirán. Esa facultad solamente
Dios la tiene. Aprendamos a vivir cada día como si fuera el último, pero
planificando como si fuéramos a vivir muchos años más. Decir eso parece una
paradoja, pero no lo es. Se trata de vivir sin miedos o afanes y a la vez
evitando navegar por el tiempo como una embarcación a la deriva. Aceptemos nuestra
realidad y pidámosle al Señor que nos brinde sabiduría para lidiar con ella.
A TODOS MIS LECTORES LES DESEO UNA FELIZ NAVIDAD Y UNA EXTRAORDINARIA RENOVACION DE LA ESPERANZA PARA ESTE NUEVO AÑO 2015
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