Thursday, December 11, 2014

La Mejor Resolución para el Nuevo Año

Faltan pocos días para culminar otro año de nuestra historia. Las preguntas que casi todo el mundo nos hacemos al comenzar cada año son muy normales: ¿Qué podemos esperar? ¿Seguiremos con vida o moriremos? ¿Se acabará el mundo? ¿Se desatará la tercera guerra mundial? ¿Saldremos de la recesión económica o experimentaremos una nueva depresión económica? ¿Será este año mejor o peor que el anterior? Por esas inquietudes humanas es que se han popularizado tanto los programas de predicciones. Los psíquicos tienen un mercado asegurado.

Las preguntas anteriores nos exigen entender lo que significa una predicción. De forma simple, una predicción es una declaración que una persona hace previa a la ocurrencia de un evento. Las predicciones pueden ser científicas o seudo-científicas. En cuanto a las predicciones científicas, prefiero referirme a ellas como proyecciones. Los científicos recopilan datos y basados en ellos desarrollan unos indicadores. Tales indicadores los lleva a formular hipótesis las cuales no toman en cuenta variables desconocidas. Por lo tanto, su ocurrencia entra en la esfera de las probabilidades. En cambio, una predicción seudocientífica cae en la esfera de las revelaciones y las conjeturas.

Yo creo en las revelaciones que tienen fundamento bíblico-teológico. Por ejemplo, creo firmemente que nuestro planeta está herido de muerte, tal como lo indica el libro de Apocalipsis. Muchos científicos opinan lo mismo basándose en las señales de envejecimiento que ya son notables. Sin embargo, nada ni nadie conoce cuándo ocurrirá su destrucción. Eso es materia de conjetura. No es de persona sabia prestar atención a las conjeturas basadas en interpretaciones de sueños o “visiones” extrañas y personalistas. Según mis creencias cristianas, las revelaciones ya fueron dadas desde la antigüedad, siendo la más importante la que gira en torno a Jesucristo. No obstante, creo que Dios nos permite tener premoniciones. Una premonición es un presentimiento o un presagio de un evento futuro. Lo veo como una voz de alerta que nos ayuda enfrentar ciertas situaciones.  Casi todo el mundo posee esa capacidad extrasensorial de percibir lo que no podemos ver por medio de nuestros cinco sentidos, pero eso no ocurre caprichosamente. Por lo que no es muy sabio dejarse regir por los horóscopos, las lecturas del tarot y cosas similares. Todo eso cae en la esfera de la adivinación que podría verse como un intento fallido de entrar en la mente de Dios.

Aclarado lo anterior, me parece buen momento aprovechar la conclusión de un año para pasar inventario de las bendiciones recibidas en medio de las dificultades que enfrentamos. Además, es conveniente evaluar nuestras ejecutorias para determinar si fueron o no efectivas. Reconozco que para la mayoría de nosotros este año 2014 fue bastante difícil. Pero lo que pasó, pasó. El tiempo no vuelve atrás. Hubo que hacer de tripas corazones y muchas personas nos vimos obligadas a hacer limonadas hasta sin azúcar de los muchos limones agrios que recibimos. ¡Claro que sí!, algunas personas perdieron, otras ganaron, otras siguen vivas y otras no, pero los que sí, prevalecimos. Aún nos queda la esperanza. No debemos entrar en pánico ni abrigar falsas expectativas al escuchar el bombardeo de predicciones para este año. Nadie puede saber con exactitud los eventos, buenos y malos, que ocurrirán. Esa facultad solamente Dios la tiene. Aprendamos a vivir cada día como si fuera el último, pero planificando como si fuéramos a vivir muchos años más. Decir eso parece una paradoja, pero no lo es. Se trata de vivir sin miedos o afanes y a la vez evitando navegar por el tiempo como una embarcación a la deriva. Aceptemos nuestra realidad y pidámosle al Señor que nos brinde sabiduría para lidiar con ella.  

A TODOS MIS LECTORES LES DESEO UNA FELIZ NAVIDAD Y UNA EXTRAORDINARIA RENOVACION DE LA ESPERANZA PARA  ESTE NUEVO AÑO 2015

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