Wednesday, July 4, 2012

Confesiones de una Bloguera


El día 3 de julio de este año 2012 cumplí mi primer aniversario de bloguera. Sin incluir este artículo, he escrito un total de treinta sobre diversos temas relacionados con las cosas que para mí tienen valor. Todo aniversario debe conducirnos a una evaluación de los logros alcanzados y los errores cometidos. Antes de comenzar a lanzar mis escritos utilizando este medio cibernético tuve serias dudas de que alguien pudiera interesarse en lo que escribo.  Luego de meditar sobre el particular, me apliqué la misiva que siempre ha guiado mi vida: Vale la pena hacer cualquier cosa cuando se tiene mucho que ganar y muy poco que perder. Desde el primer escrito el resultado me sorprendió. Puedo decir que hoy día cuento con un buen grupo de asiduos lectores, muchos de los cuales no conozco. De acuerdo a los comentarios y mensajes que recibo constantemente, puedo darme cuenta que las personas encuentran valor en lo que escribo.  

        Mi interés en comunicarme por escrito data de muchos años atrás. Desde niña me gustó leer y escribir. A la edad de quince años yo solía escribir poemas y prosas para expresar mis sentimientos, pero nunca me aventuré a compartirlos ni aún con mis padres. Los guardaba celosamente en una caja. Tiempo después de comenzar mis estudios universitarios me puse a releerlos y los encontré tan cursis que me deshice de ellos. Más adelante aprendí que un escritor nunca debe deshacerse de sus escritos. ¡Cuánto he sentido esa mala decisión! Por mucho tiempo dejé mi afición por le escritura. Sólo escribía para cumplir con mis asignaciones de clase que en nada estimulaban mi creatividad literaria. Por el contrario, las ahogaban. No existe nada de romanticismo en la administración de empresas, menos aún cuando uno se especializa en las áreas de contabilidad y finanzas. Recuerdo específicamente un incidente que tuve con una de mis profesoras, quien me increpó delante de todos mis compañeros por usar el buen humor en uno de mis informes. Mis compañeros se rieron a mandíbula batiente de mis ocurrencias, pero la maestra se puso furiosa y me hizo sentir como un gusano. No se dio cuenta de que yo servía para algo más que no fuera escribir fríos análisis financieros. Pasado el tiempo entendí su reacción, ella no estaba ahí para enseñar literatura.  En fin, nunca más en la universidad se me ocurrió utilizar mi creatividad literaria. Pasé la prueba de fuego y me gradué sin problema alguno, incorporándome de inmediato al mundo del trabajo (nada romántico).

        No me arrepiento de haber abandonado mi profesión como contadora y analista financiera dentro del mundo del trabajo remunerado con el fin de quedarme como ama de casa, pero que a nadie se le ocurra decirme que esa es una tarea fácil. Desarrollé una psicosis con la limpieza de la casa, aprendí a cocinar platos exóticos y me volví la jardinera designada. Mi tiempo libre lo dedicaba a leer, mayormente obras clásicas. Los libros eran mis compañeros de viaje aún en nuestras vacaciones familiares. Cuando mi hija menor comenzó la escuela, sentí que las paredes de la casa me atacaban, por lo que decidí volver a la universidad.  

        No fue sino hasta cursar estudios graduados que algunos de mis profesores se percataron de mi habilidad para escribir. En ese nivel se requiere de la preparación de muchos trabajos escritos. Para mi sorpresa, uno de esos profesores me dijo que yo escribía mejor que él. Tal fue mi profesor de filosofía, un integrante del grupo de estadounidense contratado por la universidad para ofrecer cursos doctorales en el área de administración y conducta humana. No existía ninguna razón para que mi profesor me adulara. Ese profesor fue la primera persona en darme estímulo para lanzarme como escritora. Mi respuesta a él fue simple: “Profesor, haré tal cosa cuando tenga algo importante que comunicar a mis lectores. Por el momento, tengo que ganar muchas más experiencias de vida y leer mucho y de todo”.   Para ese tiempo tenía la edad de 34 años y mi meta inmediata era lograr mi permanencia docente en la universidad.

        El mayor estímulo para aventurarme en la difícil tarea de escribir para una publicación lo recibí de mi mentor, Dr. Justo González, quien me dio la oportunidad de participar de un excelente taller para escritores auspiciado por la Asociación de Educadores y Teólogos Hispanos (AETH). Debo indicar que mi invitación fue promovida por mi buen compañero y amigo Rvdo. Dr. Pablo Jiménez. Dicho taller se celebró en San Juan y participó un nutrido grupo de  personas. Para mi sorpresa, fui seleccionada para formar parte del siguiente grupo que debía continuar adiestramiento, esta vez en la ciudad de Decatur, Georgia, USA.  Disfruté en gran manera ese taller y con mucho temor sometí un borrador de mi primer libro. Finalmente, ese libro se publicó y tuvo mucha aceptación. Todavía hay personas que me llaman solicitando copia del mismo. Esa pequeña victoria me quitó un poco el miedo a escribir. Mi eterno agradecimiento a Justo y a Pablo.  

        Al pasar esta experiencia, me aventuré a escribir otros libros y artículos en revistas. De hecho, tomé otros talleres para escritores, dos de ellos conducido por mi buena amiga, la Dra. Rubis Camacho, quien insistía en que yo podía escribir novelas, pero le expliqué que yo no tenía madera para ello. Le acepté que sí tenía habilidad para escribir cuentones (cuentos largos que involucran una trama mayor). Sin embargo, lo hago cuando se basan en hechos reales, no inventados. Considero de gran interés las historias familiares. Son réplicas de las historias bíblicas.

        Otra cosa difícil en el arte de escribir es el dominio de la gramática. Cuando comencé a escribir cometía muchos “horrores” gramaticales. Luego entendí que para corregir esa deficiencia es que existen los editores. Mi primera editora lo fue la Profesora Milagritos Archilla, quien posee un dominio absoluto del idioma español. De hecho, la casa que publicó mi primer libro me informó que las correcciones que ellos hicieron fueron insignificantes. Milagritos me ayudó, no solo a mejorar mi gramática, sino mi autoestima. Shirley Rivera me editó mi tesis doctoral, la cual tuve que escribir en inglés. ¡Eso fue como un parto de gemelos! A la lista de mis editores debo mencionar a mi buena amiga, la Dra. Pilar Delgado, profesora de filosofía. Ella también me ha enseñado a expresarme mejor por escrito. La CPA Mirta Ortiz me ayudó a editar el último libro que escribí sobre el tema de las finanzas en la iglesia. Finalmente, y no por eso menos importante, tengo que darle crédito a mi nueva y flamante editora, la Profesora Janet Figueroa, mi hija. Janet es quien edita mi blog y le pone todas las parafernalias que lo hacen atractivo.

        Amado lector, la labor que realiza un escritor que busca el bienestar de sus lectores es muy digna. Como toda profesión, tiene sus encantos, pero también sus desencantos. Poder expresar por escrito la manera en que uno visualiza el mundo o cualquier evento de la vida es maravilloso. Sin embargo, los escritores no podemos esperar agradar a todo el mundo. Siempre tendremos personas que nos aplaudan, pero también quienes estén dispuestos a tirarnos piedras. Un escritor fiel a sus principios está dispuesto a perder aún su propia vida por expresar lo que siente.  

        Han pasado muchos años desde que un profesor de filosofía me dijo que yo tenía madera de escritora, y pienso que ahora tengo muchas experiencias que compartir con mis lectores. Desde mi conversión al evangelio, Dios me dio el don de encontrar en la Biblia un significado a todo lo que he estudiado y lo que está a mi alrededor. A mi juicio, son cosas sencillas, pero que no todo el mundo alcanza a entender. Sin embargo, son conocimientos altamente beneficiosos para disfrutar de la vida. Lo grandioso es que no es necesario ser miembro asiduo de una iglesia, y voy más lejos, ni tan siquiera cristiano para disfrutar de ellas. Dios es misericordioso aún con los que dicen ser ateos. No  puedo dejar de ser maestra. Me duele ver la humanidad sumida en la ignorancia, por esa causa escribo. Yo lanzo mis escritos al viento y Dios se encarga de hacerlos reposar en aquellos que lo necesitan.

        Gracias por el apoyo que me brindaste durante todo este año. Si estos escritos te han sido de ayuda, te agradeceré lo hagas llegar a tus familiares y amigos. Si tienes alguna inquietud o deseas que yo escriba sobre un tema en específico, favor de enviarme un correo electrónico a loquetienevalor@gmail.com y con gusto lo desarrollaré para ti. ¡Hasta la próxima!

5 comments:

Unknown said...

Bello mami!! Sigue hacia adelante que tienes mucho mucho que aportar. Un beso y un abrazo!!

Sonia said...

Hola!
Felicidades en su primer aniversario. Que siga celebrando y siga compartiendo importantes temas.
Saludos, Sonia

Nora A. Brodsky Goldin said...

Muchas felicidades en tu primer aniversario. Me alegro muchísimo que te atrevieras a hacerlo y además espero que sigas siendo muy exitosa. Gracias! Nora

Un poco de Pensamientos positivos: tejiendo posibilidades said...

¡¡¡¡Felicitaciones a la bloguera!!!!! Leo tus blogs desde el principio. Tienes mucho que compartir, por lo que valoro tu blog grandemente.
Un abrazo, amiga y hermana.
Cariños siempre,
Dámaris

dime3d said...

Hola tia,
Que este sea el primer aniversario de muchos mas...
Felicidades,

Besos...Di.